martes, 28 de diciembre de 2010

LAS MALAS HIERBAS

Nuestra existencia se mueve por avatares de dispares contrastes, pues son variados los semblantes que nos presenta el caminar mundano.  Cada momento vital es una planilla más de un colosal compendio de relatos por entregas,  que puntual y rítmicamente regalamos sin conocer el día exacto en que culminaremos el libro, y  que como en toda obra,  plantea  muchas y muy distintas componendas por las que nos empapa el personaje en cuestión, en este caso retratado en nosotros mismos.

Es en algunos momentos de nuestra vida, cuando cavilamos si el orden de las cosas es disímil a como siempre lo hemos concebido, pues cada vez con más habitualidad, asoman en nuestro entorno actitudes reprobables entendidas por muchos como algo normal y aceptable.

Se producen hechos, no precisamente motivados con razón de la buena o mala fortuna,  que muelen la esencia del sentido común y los valores capitales por natura implícitos al instinto humano;  procederes que nos hacen reflexionar, a muchos de nosotros, en clave de ira contenida para a la postre, progresar en transición hacia lástima relativa o latente indiferencia.

Hay congéneres que defienden a capa y espada estas infumables actitudes catalogando incluso de bobos e ignorantes a aquellos que todavía hoy en día creen que el mundo debe moverse por derroteros de bondad y mutuo respeto común.

Hay otros muchos que, dicen no estar de lado de la gentuza pero que sin embargo  usan gafas de cristal opaco y tapones auditivos cuando se producen las sinrazones, quedando totalmente conformes con alejarse del asunto, sin darse cuenta de que actúan como potenciales cómplices de la aberración.

Un mundo conformista y decadente, sometido a los dictados de unos pocos que lo manejan a su antojo pisoteando sin pudor los principios más básicos de las personas

Decía Confucio, que “no son las malas hierbas las que ahogan la mala semilla” sino la negligencia del campesino”  y es que vamos los seres humanos por unos derroteros, que o nos ponemos de acuerdo para arrancar las dañinas matas o terminaremos abocados a caminar por un sendero sin retorno hacia nuestra destrucción moral.

3 comentarios:

  1. Cuánta verdad hay en tus palabras, querido amigo!!
    Y qué bien que lo sabés expresar!
    Mi total acuerdo con vos y tu escrito de hoy y mi admiración por tus letras!!
    Cariños.
    Lau.

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  2. Yo simplemente creo que a veces, la tarea parece tan grande que es muy fácil perder la perspectiva.
    Hay que empezar poco a poco, con pequeñas acciones. La gente no es que camine con gafas opacas, es que camina con ojos cerrados porque le da miedo saber lo que tiene enfrente..

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  3. Quizá tengas razón Chris. Es posible que en algunos temas sea fácil perder la perspectiva, pero creo que hay otros asuntos en los que muchos procuran perderla a toda costa y evadirse.
    El miedo es libre y legítimo, la cobardía da para crear otro debate. No es incompatible tener miedo con la valentía ante determinadas situaciones.
    Tienes mucha razón en lo que dices, solo que pienso que en este post se ha generalizado sin entrar en detalle en asuntos puntuales,lo que probablemente daría una respuesta a cada circunstancia.
    Gracias por el comentario Chris. Feliz Año amigo.

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