sábado, 6 de junio de 2015

SIN PRISAS

Recobré el aliento y cuando fui capaz de alzar la mirada ya nada era lo mismo, pareciere como si la Libertad anduviera cautiva, como si la primavera fuera gélida, como si el cielo revelara miserias, como si el mar anduviera por insalvables penas.
Sonaba una guitarra a golpe de quejido y llanto siguiendo el ritmo del crepitar de una fogata, notas quejumbrosas acompañando a la tristeza de la oscura noche y ni una brizna de brisa que aliviara tanta y tanta soledad.
Adentrado en el Páramo de la Adversidad, mis manos sudorosas reñían con el blanco de la niebla, tratando de adivinar camino, retando a las miserables sombras por una brizna de luz, mas no hallaba resquicio ni grieta donde aferrar la melancolía.
Caí a tierra, derrumbado, sometido al peso del día a día,  cargando sobre la espalda, discordancia y contrariedad, retorciéndome entre gemidos de incomprensión… Bajé al suelo, cansado, derrotado, incrédulo a la esperanza, renegando ante el vacío...

Y la tierra tembló, en estertores de valentía, y el cielo se abrió, como pétalos risueños, los manantiales brotaron, las copas de los árboles, bramaron,  alentadas por un soplo de fresca brisa… y una mano asomó, que me dijo: “Cabeza arriba, no tengas prisa”



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog

Visitas al blog